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Foto del escritorAndres Aguerri

La Historia de Antoñico

Cuando he impartido charlas y cursos de formación para la producción de eventos, para explicar la importancia de las relaciones personales y de la actitud positiva, siempre termino contando esta historia. La historia de Antoñico.


“El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”
Michael Jordan - Deportista (Nueva York, 1963)


La Historia

Corría la primavera del año 2011 y estábamos inmersos en la producción técnica de un escenario dentro de uno de los festivales más importantes de Barcelona.

A primera hora del día siguiente comenzaría nuestro montaje.

En una reunión en la oficina, repasando todos los detalles y convocatorias tanto del personal como de los transportes, me di cuenta de que había cometido una torpeza. Nada más confirmar el trabajo, había reservado un hotel, en previsión, para el personal técnico que no local. Pero por mi desconocimiento de la ciudad, ese hotel estaba situado a más de cuarenta minutos caminando del recinto.

Con el resto de la oficina técnica, planteamos las posibles soluciones al problema.

Transporte público era una mala solución. Los turnos de personal permitían solo un puñado de horas de descanso y pasar tanto tiempo de trayecto implicaba sacrificar horas de sueño. Además, encontrar un Taxi a determinadas horas podría ser un problema.

Alquilar vehículos tenía el inconveniente del parking.

Creo que fue Jesús, el responsable de sonido, quien planteó la solución más práctica, contratar un "runner", es decir, un chófer con vehículo que realizase los transportes de personal. El único inconveniente era que no estábamos a tiempo de acreditar a ese trabajador ni mucho menos un vehículo.

A la mañana siguiente quedé con el "runner" en el hotel para explicarle las rutas y el trabajo a realizar. Era un chico joven, con unas rastas que le conferían un aspecto un poco de punky trasnochado. Se presentó como Antoñico.

Me lo había recomendado uno de los chavales del almacén, al parecer, era el novio de una prima suya. El coche, un Peugeot 106 que ya había vivido sus mejores años y con un serio problema con la pintura exterior.

Al montarme en el coche, nada más arrancar, en el primer cruce se le caló. En ese momento pensé "Bueno, es lo que hay, quizá con tiempo podría haber buscado una alternativa mejor". Pero lo cierto es que, en el trayecto del hotel a la ubicación del festival, la impresión personal fue muy buena. Al acabar, le envié a la Estación de Sants a recoger a un grupo de técnicos que llegaban en tren y que se tenían que incorporar al montaje esa misma mañana.

"No news, good news". El día transcurrió sin novedades. Creo recordar que al salir de la oficina me acerqué al festival para ver que todo estaba en marcha. Era ya de noche, los chicos de sonido y vídeo habían acabado y estaban camino del hotel. En realidad, estábamos en ese momento casi mágico que es programar la iluminación con el montaje acabado pero sin público. Recuerdo que estuve un rato, disfrutando de ese momento. Y que, al salir, al recorrer andando la distancia desde nuestro escenario al acceso para trabajadores, solo ese paseo, se me hizo largo. En ese momento pensé que había sido una buena idea contratar un runner.

Al día siguiente arrancaba el festival. Por la mañana estábamos en la oficina repasando los detalles del desmontaje. Desde el Festival, no había más noticias de que todo iba bien, según lo planificado.

Por la tarde, al acabar la jornada de oficina me fui para el Festival. Aparqué mi moto cerca del acceso de personal y recuerdo volver a tener el mismo pensamiento respecto a la distancia del escenario al acceso.

Llegué al escenario cuando se estaba produciendo el segundo cambio de banda. Saludé de forma breve a los técnicos y me dispuse a observar el cambio desde la posición de monitores, intentando no entorpecer la operativa.

En ese momento, desde la parte de Backstage me llegó una voz familiar. Era Antoñico hablando con alguien. Me giré y me fijé detenidamente en la escena. Estaba hablando en tono dicharachero y distendido con dos personas del equipo de limpieza.

Al acercarme, me día cuenta de que no llevaba acreditación personal de ningún tipo. Y lo más sorprendente, al saludarle, me explicó que estaba esperando para llevarse a un turno de técnicos al hotel y que tenía el coche aparcado en el parking para artistas, situado justo al lado del Backstage.

“Como puede ser” - pensé - "Como este tipo, con un coche desvencijado, tiene el coche aparcado en un lugar, donde el personal técnico no tiene acceso y que para acceder era necesario, disponer de una acreditación especial y pasar varios controles de seguridad"

La explicación era tan sencilla como simple. Fue fácil. En el primer trayecto con los técnicos, vio que había un acceso directo que llevaba directamente a la parte de atrás del Escenario. Probó suerte y le echó un poco de jeta. Le explicó al vigilante del acceso que traía unos técnicos para el montaje, que llegaban un poco tarde y que sí le podía dejar pasar, que era un momento. En aquel momento, el Festival no había abierto sus puertas, así que supongo que le debió caer en gracia y le dejo pasar.

Al dejar a los técnicos vio una nevera con refrescos para el personal de montaje. Cogió unas cuantas latas y se las llevó al coche.

Al salir por el mismo control, se paró y le entregó los refrescos al vigilante que minutos antes le había dejado pasar y le dijo "toma compañero, que con la solana que esta cayendo, lo tienes que estar pasando mal y algo fresquito se agradece".

La siguiente vez que volvió para dejar o recoger técnicos, el turno de seguridad había cambiado, pero sin hacerle parar, el nuevo vigilante le indicó que entrase. Y cuando se montó el segundo control para el acceso al parking de artistas, ocurrió exactamente lo mismo.

Así que, Antoñico estuvo los tres días de festival accediendo hasta el backstage del escenario, aparcando en la zona de artistas sin ningún tipo de acreditación, ni personal ni para el vehículo. Y si en algún momento, en un control, le paraban, siempre había alguien del equipo de seguridad que le explicaba al vigilante de turno, "Tranquilo, es Antoñico, dejale pasar, está todo bien".


Más historias

La verdad es que hay otras muchas anécdotas sobre Antoñico. No participé en ese evento, pero sé que la fuente es muy fiable. Resulta que estaba como técnico durante un gran montaje de iluminación en un centro de congresos y convenciones de gran formato. Durante las pruebas, un pequeño problema hizo saltar la corriente de todo el sistema. Mientras el responsable de montaje estaba intentando contactar con el director técnico del centro, para que este a su vez contactase con mantenimiento para que enviasen al eléctrico de guardia. Antonio, ya había llamado directamente al mismo eléctrico que por la mañana había realizado la acometida y esté, le había dicho que no había problema, que no estaba de guardia, pero que directamente le mandaba al compañero y que si tenía alguna duda para solucionar la incidencia que le volviese a llamar.

Genio y Figura.


El Método Antoñico

La última vez que participé en un festival fue hace más de un año. Fue en Madrid, en la Ciudad del Rock de Arganda del Rey. No estaba ni como responsable técnico, ni de producción, ni nada parecido. En realidad, fui para echar una mano con el final del montaje y ayudar donde se necesitase durante el festival. Al final, tuve a mi cargo un grupo de chavales para organizar logísticas internas durante el festival. Y en un momento dado, les conté la versión resumida de la historia.

Y probamos. Probamos a ir repartiendo agua fresca y refrescos por los puntos de seguridad por los que iban pasando los chavales. Y funciona. Tenían acreditación para pasar por cualquier control, tanto ellos como en los vehículos. Pero cuando empezaron a repartir agua y refrescos al pasar, acompañados de una sonrisa de "toma compañero", desde ese momento su trabajo fue mucho más fácil.


Epílogo

Han pasado muchos años. Resulta que Antoñico había trabajado anteriormente montando estructuras. Supongo que le gustó la experiencia y con trabajo, dedicación y esfuerzo se convirtió en técnico de iluminación. Y de hecho, es fácil encontrarse con él en muchos eventos ejerciendo de Jefe de Equipo o Coordinador de Montaje.

Y cuando coincido con él, en un montaje, en un evento, todavía me sorprende. Como trata al personal, tanto a su equipo como al resto, desde el responsable del espacio hasta el más humilde trabajador, como se sabe su vida y milagros, como se sabe el nombre de pila hasta del último auxiliar de montaje.

No tiene estudios superiores, ni formación en RRHH. De hecho, dudo mucho que haya realizado cursos sobre motivación o liderazgo, ni siquiera haya leído artículos en LinkedIn sobre el tema. Probablemente sea innato. Es posible, pero verle trabajar es una lección constante de liderazgo y gestión de RRHH, gestión emocional de personas.

¡Gracias Kanallón!

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